¡Es Facebook!

 Hoy permitidme que me ponga nostálgico y recuerde mi primera operación bursátil, que data de 2012.

 El protagonista, curiosamente, no fue una empresa española, a pesar de que mi cartera es ahora mismo 100% nacional, sino una de las empresas americanas más grandes: Facebook. Fue mi bautismo de fuego, y la verdad es que aprendí algunas cosas que quiero compartir con vosotros que espero os sirvan en vuestra andadura como inversores.

 Corría primavera de 2012 y yo ya había leído el libro "Padre Rico, Padre Pobre" de Robert kiyosaki, por lo que estaba iniciando mi camino hacia la libertad financiera.

 Además de haber empezado a tener una cuenta remunerada y de iniciarme en algunos productos de renta fija más allá los depósitos a plazo fijo, comencé a interesarme por la renta variable. En esas fechas, para más inri, se anunció la salida a Bolsa de Facebook.

 Era mayo de 2012. Cuando salió a Bolsa, había algunas dudas sobre el valor; dos destacaron sobre el resto, según recuerdo:

 a) El rechazo de Warren Buffett a invertir en ella, fiel a su estilo de evitar las tecnológicas. Ahora tiene IBM y Apple, por lo que incluso un inversor tan experimentado y consecuente como Buffett cambia de opinión. FB iba a salir a PER 100, y eso no gustaba al Oráculo de Omaha, poco amigo de pagar múltiplos imposibles por ninguna compañía.

 b) La negativa de General Motors a seguir pagando por su publicidad en Facebook. Creían que no era rentable.

 También se alude, según se recuerda en la prensa económica de la época, a la informalidad de Mark Zuckerberg, nunca mejor dicho. En algunos roadshows apareció con sudadera, y en otros ni se presentó.

 Facebook se había llegado a valorar en 100.000 millones de dólares. Fue la segunda mayor salida a Bolsa después de la de Visa, otra gran compañía.

 Finalmente, compré a mercado, pero no a los $38 que se fijó de precio inicial. Las compré bien caras. En aquella época sólo me importaba una cosa: la compañía, "¡es Facebook!", decía, y tenía razón: FB era una marca archiconocida y todavía se usaba mucho, a pesar de Twitter y a pesar de Whatsapp. Hoy día también se usa bastante.

 El resultado fue catastrófico:

 La pérdida no fue especialmente sangrante en términos económicos, pero en términos emocionales y en términos porcentuales dolió bastante.

 Estaba especulando cuando las compré, quería comprar barato (¿en una OPV?, ¡imposible!, excepto en AENA) y vender caro. Si hubiera invertido, la historia hubiera sido diferente: quizás hubiera comprado a $50, pero no las habría vendido todavía; tras algún trimestre malo, que coincidió justo con los primeros meses de cotización de FB, de ahí la bajada brutal de las acciones en verano de 2012 (además de que las Bolsas mundiales tuvieron la crisis del euro), la empresa se recuperó y alcanzó niveles muy superiores a los iniciales:

 Como podemos ver, si hubiese mantenido las acciones durante 4 años, hubiera casi triplicado el dinero invertido.

 Hoy día, y según las cuentas que se pueden ver en Yahoo Finance de 2015, 2014 y 2013, FB es una empresa que gana mucho dinero, está bastante saneada y, eso sí, tiene unos flujos de caja muy mejorables.

 Fueron varias las conclusiones que saqué de esta primera experiencia. Para mí, la más importante fue que si te metes en una buena empresa pero con un método equivocado de inversión, y la especulación muchas veces lo es (puede haber excepciones, como planteé en la entrada sobre la táctica del superdividendo), el resultado final seguramente sea el de perder dinero.


 En fin, he aquí uno de mis errores bursátiles. Espero que hayáis aprendido algo de él y que no lo repitáis.

 Si os ha gustado esta entrada, no dudéis en compartirla en redes sociales. Siempre es bueno que la gente aprenda de los errores en cabeza ajena, no con el dinero propio.