La verdad es que es una lástima. Una auténtica lástima. Mucha gente de la que perdió dinero con las Preferentes confió en un trabajador de banca o de caja de ahorros que le aconsejó meter su dinero en ese producto financiero. Clientes de toda la vida siendo engañados por los empleados que se sentaban detrás de las mesas del Banco X. Sin embargo, ¿qué pasa cuando esa persona en la que confiastes era tu amigo?
Yo ya no confío en nadie dentro de un banco. Sé que quieren mi dinero. No me importa si lo conozco de toda la vida, si es mi amigo, si es familia, si es mi padre... Me da igual. "Hasta yo te hecho mentiras, y soy tu padre", me dijo una vez mi padre. Hay que hacer caso a los padres. Yo he vivido alguna experiencia surrealista dentro de una sucursal bancaria.
Recuerdo una vez que estando yo en la Universidad tuve una charla con el director de la sucursal. Yo tenía ahorrado el dinero trabajado ese verano en un almacén de frutas y hortalizas, lo cual era menos de 3 meses de sueldo de un trabajador medio español. Vamos, nada del otro mundo. Sin embargo, el banco tenía ganas de encasquetar préstamos y vieron una oportunidad para venderme un préstamo al consumo, "por si algún día necesitas un ordenador", me dijo el "señor". También creo que mencionó la posibilidad de comprar un coche mediante el préstamo. Yo no necesitaba nada y mostré una actitud reacia a endeudarme, mas no por tener yo una voluntad de hierro, sino porque no veía la necesidad. De hecho, podía haberme comprado el ordenador con el dinero que tenía ahorrado.
Recuerdo una vez que estando yo en la Universidad tuve una charla con el director de la sucursal. Yo tenía ahorrado el dinero trabajado ese verano en un almacén de frutas y hortalizas, lo cual era menos de 3 meses de sueldo de un trabajador medio español. Vamos, nada del otro mundo. Sin embargo, el banco tenía ganas de encasquetar préstamos y vieron una oportunidad para venderme un préstamo al consumo, "por si algún día necesitas un ordenador", me dijo el "señor". También creo que mencionó la posibilidad de comprar un coche mediante el préstamo. Yo no necesitaba nada y mostré una actitud reacia a endeudarme, mas no por tener yo una voluntad de hierro, sino porque no veía la necesidad. De hecho, podía haberme comprado el ordenador con el dinero que tenía ahorrado.
Pero ese pequeño episodio del "préstamo innecesario" fue superado con creces por la oferta que me hizo un amigo (empleado de banco) una vez en la sucursal: quería venderme una casa de las que tenía el banco en stock. Esto no sorprendería a nadie si no fuera porque estaba en el paro en ese momento. "Hay casas desde 60.000€", me comentó. Alucinaba en mi interior. Desde ese día lo tuve 100% claro. Antes lo tenía claro al 90%, digamos. Supongo que la oferta de mi amigo tenía base, creo que sabía cómo podría pagar yo esa casa (y sí, había una forma, pensé luego), pero ofrecer casa a un parado era un acto inmoral; si no tengo ingreso, ¿para qué quieres que firme una hipoteca a 20 o 30 años? Va contra el más elemental principio financiero conocido.
Gracias a las malas praxis bancarias y a este episodio de la casa, entendí la relación entre amistad y negocio bancario:
1) Tu amigo es tu amigo fuera del banco, no dentro de él.
2) Tu amigo el del banco trabaja para el banco, no para tí.
3) A tu amigo le pagan para venderte productos, lo que al banco le interesa, no lo que a tí te interesa.
4) Tu amigo seguramente aprecie mucho tu amistad, pero aprecia más no ser despedido.
5) Trabajar para un banco significa a veces hacer y/o decir cosas cuestionables desde un punto de vista ético y moral.
Al final, la relación con la persona que está atendiéndote en el banco se basa en que él te ofrece y tú rechazas. Si el banco te ofrece algo, entonces seguramente no te interese. A veces te ofrecen algo ventajoso para tí; suerte que tienes, pero es poca recompensa por dañar una relación de amistad, aunque no de forma definitiva si la gestionas bien. Una situación complicada, en todo caso, pues sigues siendo amigo de una persona que puede querer engañarte si vas a verle al trabajo.
Bueno, supongo que esta entrada habrá servido a algunos de vosotros para concienciarse un poco más si cabe de que hay que ser desconfiado siempre que entramos en una sucursal bancaria.
¿Qué historias o consejos podéis vosotros compartir acerca de los bancos y la amistad?